29/03/2023
España
Educación Infantil Escuela para Familias

Cómo acompañar las emociones y cómo creemos que se trabajan

cómo acompañar las emociones

Seguimos con la idea de que las emociones se “trabajan”, en papel, en asambleas o en proyectos… Me gustaría invitar a la reflexión, porque a veces llevamos a la práctica algunas acciones con nuestra mejor de las intenciones sin ser conscientes que no estamos teniendo toda la información en cuenta.

¿Qué es una emoción y para qué sirve?

Una emoción es una reacción inconsciente que prepara a nuestro cuerpo para responder ante una situación determinada. Las emociones son connaturales al ser humano y forman parte de casi cada momento en nuestro día a día, somos seres emocionales.

Desde el nacimiento, los niños muestran expresiones relacionadas con las emociones. Cumplen un papel fundamental de supervivencia, nos comunica sus necesidades, hambre, sueño, frio, miedo, dolor, necesidad de contacto, etc.

Sin embargo, no le damos la atención que merecen. En general se sigue oyendo “No lo cojas que se malacostumbra” cuando llora u otros mensajes que van directos a ellos como “No llores, que no es para tanto”. Su cuerpo les está mandando una señal y el adulto está cortando esa expresión tan necesaria que utiliza para comunicarse de una forma que todavía no es capaz de explicar con palabras. Si reprimimos esa emoción el niño o la niña no buscará una acción que le ayude a responder a lo que está sintiendo y con el tiempo esa emoción de una manera u otra saldrá.

Las personas capaces de gestionar y regular sus emociones tienen menos riesgo de sufrir trastornos psicológicos y emocionales como depresión, ansiedad o adicciones.

Autores que nos hablan de las emociones

Actualmente, tenemos cantidad de información sobre la importancia de la inteligencia emocional. Este concepto fue introducido por Salovey y Mayer, pero fue a raíz de Daniel Goleman cuando empezó a popularizarse y cobrar importancia. ¿Qué significa? La inteligencia emocional podemos definirla como el conjunto de capacidades que nos permiten entender y gestionar nuestras emociones y empatizar con las de los demás.

Según Goleman los componentes que constituyen la inteligencia emocional son:

  • Conciencia de uno mismo
  • Autorregulación
  • Motivación
  • Empatía
  • Habilidades sociales

Teniendo esta base clara, podemos entender que las emociones no se “trabajan” sino que es un acompañamiento diario, no es algo que podamos temporalizar. Podemos utilizar cuentos o hablar de las emociones en asambleas, pero cuando realmente podemos educar las emociones es mediante el acompañamiento en el momento que se producen, cuando aparece ese miedo, enfado, tristeza, etc.

¿Cómo se acompañan las emociones?

Acompañar es ofrecer apoyo y herramientas para que poco a poco reconozcan sus emociones, sus necesidades y puedan expresarlas de forma asertiva. Así favorecemos un desarrollo emocional saludable si sienten que son comprendidos/as.

  • Aceptar y empatizar. Intentar entender que es lo que le preocupa, sus necesidades o su punto de vista. La empatía será la respuesta más adecuada
  • Permitir exteriorizar la emoción. Evitar frases como “No llores que no es para tanto”, “ No te enfades”, “ No tengas miedo”, etc. Son frases habituales que reprimen las emociones.
  • Transmitir calma. Comunicamos tanto con la voz como con gestos suaves.
  • Ponerse a su altura. Es importante que miremos a los ojos, desde abajo. Esto favorece la comunicación.
  • Respetar sus tiempos. Habrá veces en las que quizá necesite unos minutos y no quiera nuestra presencia. Podemos decirle que cuando lo necesite estamos ahí.
  • Escucha activa. Escuchar con conciencia plena y mostrar que estamos escuchando con atención.
  • Validar. Reconocer y nombrar la emoción que esta sintiendo. “Veo que estás enfadado porque no quieres irte del parque. Lo entiendo, es normal, a mí también me cuesta irme cuando me lo estoy pasando bien con mis amigas”.
  • No juzgar. Evitar que sientan culpa hacía sus sentimientos con frases como “No deberías enfadarte, no pasa nada”.
  • Ofrecer nuestro apoyo y seguridad. Que sienta que estamos ahí y que le queremos pase lo que pase.
  • Buscar juntos/as una solución a un problema si lo hay.

Conclusión

Creo importante hacer un trabajo interno de la propia persona que acompaña a ese niño o niña con sus propias emociones y experiencias vividas en la infancia para ampliar su consciencia y empatizar de una forma más cercana. Recordando su propia infancia y haciéndose preguntas. ¿ Cómo me gustaría que me hubieran tratado? ¿Cómo me sentí aquella vez que me quitaron mi juguete favorito? ¿Qué sentía cuando me separaba de mis padres? Si indagamos en nuestra propia infancia es más fácil empatizar y acompañar.

Igual de importante es recordar que no podemos esperar que sean o actúen cómo nosotros/as quisiéramos. Esto no nos ayuda a empatizar y acabamos lanzando un sermón que solo puede empeorar la situación. “ Siempre estamos igual, si haces estas cosas no volveremos a venir al parque”

En mi opinión, hoy en día vivimos en un mundo demasiado acelerado para la infancia y es fundamental ofrecer tiempo de juego libre y evitar en la medida de lo posible que pasen el día siendo dirigidos. Esto ayuda a expresar lo que sienten en cada momento y se generen menos e innecesarios conflictos emocionales. Además de ser la mejor herramienta para observar al niño o la niña. Si hay algo que le preocupa, que le hace sentir bien, etc. El juego junto al dibujo son las principales estrategias que tienen los psicólogos infantiles para conocer el mundo interior del niño a nivel afectivo.

Entonces… ¿Seguimos pensando que las emociones se trabajan?

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Educadora Infantil. Autora del cuento Una onza de chocolate y del libro El despertar de los sentidos.
Nací en Zaragoza en 1983. Soy Técnico de Educación infantil y monitora de tiempo libre. He trabajado en diversas escuelas infantiles y centro de ocio para niños. Autora del cuento Una onza de chocolate y del libro El despertar de los sentidos, vivencias sensoriales a través del juego, junto a Ainhoa Blasco.

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